LIDIA GARCÍA (HISTORIA DE VIDA)

Fue el 5 de octubre del 1943 cuando Lidia nació en Juncalillo, un barrio del Municipio de  Gáldar, Gran Canaria.  Su familia estaba formada por Pablo y Nicolasa (sus padres) y sus hermanos/as (Reyita, Enrique, Gonzalo, Adelina, Eulalia, Manuela).

 

De una familia sencilla emerge su persona: humilde, constante sin estridencia, cercana a los más pequeños, sensible por su tierra canaria. 

Tenía 17 años cuando decidió firmemente entregarse a servir a los demás como monja del Sagrado Corazón. Se forma como maestra y enfermera.

Cualquier rato libre lo aprovecha para mezclarse con el pueblo potenciando una vida metida en el quehacer y en el vivir de familias sencillas y trabajadoras.

En su vida se agarra a las siguientes convicciones: 

“Nadie tiene necesidad de tus brillantes argumentos. Es el testimonio de tu vida lo que necesitan. Admira la pureza y el servicio humilde del agua, la fuerza del fuego, la generosidad de los campos”. 

Lidia no se encierra en las meditaciones de sus ejercicios y rompe con la realidad que la rodea. Ella se asoma fuera y, sin duda, pasea por el pueblo porque la solidaridad que la quema dentro es muy fuerte. Está convencida que hay que dedicar muchas horas a estar con la gente.

Los lugares donde sirvió fueron: Una barriada de Santiago de Chile en la época del general Pinochet. En la comunidad de Montaña Alta de Gáldar y trabaja también como correctora de Radio ECCA por los pueblos. Con la carrera de Magisterio obtiene una plaza en el colegio de Morro Jable. Luego en la comunidad del Castillo del Romeral y Vecindario. En 1991 realizó su labor en Tenteniguada, Balos y finalmente en Tamaraceite. Dejando también su huella en la prisión de Salto del Negro.

Murió a los 53 años por la enfermedad de cáncer el 3 de Agosto de 1996. Enfrentó su enfermedad y luchó. Sus ganas de vivir le ayudaban a superarse.

 

Seguiremos en el camino que has compartido.

Como decían tus compañeros/as: “Tus proyectos no van a quedar olvidados. Porque tenemos, además, la ventaja, de que ahora tú estás más cercana todavía. Sabemos que sigues con nosotros. Seguiremos contando contigo. Cuenta tú con nosotros, Lidia. (Libro “Cartas al Viento” de Jesús Vega Mesa – 1997).